sexta-feira, 27 de junho de 2008

CARTA PARA EL PADRE
DE UN JOVEN FIOLOSOFO

Un día de estos vamos a platicar
del cielo y sus metáforas de pólvora mojada,
del estiércol del espíritu que hallamos
en ciudades sitiadas por la primavera,
y también de la tardanza de nuestra juventud
a lo largo de sus mágicos caminos sin regreso.
Lo cierto es que el mar nos retuvo muchos años
y nos hizo escuchar en sus caracolas
las grandes obscenidades del olvido.
Y fue inútil taponarnos con cera los oídos
cuando llevábamos por dentro tanto desasosiego.
No hemos sido felices
porque en ninguna de las despedidas
que sin querer fueron definitivas
logramos pronunciar esa tierna palabra
que le habría evitado soledad la vida entera
a quien ya no veríamos
y aun a nosotros mismos.

Mario Payeras, Poemas de la Zona Reina

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